El amor en el Antiguo Egipto

¡Feliz San Valentín exploradores! ¿Habéis preparado ya el regalo para vuestra pareja? Si no es así, siempre podéis sorprender con un poema escrito por los propios egipcios, y es que el amor es un lenguaje universal y atemporal, y si no lo creéis mirad nuestro pequeño repaso por el amor en las escenas y la literatura del Antiguo Egipto.

Un ejemplo de muestra de amor en un monumento pertenece a la dinastía XIX: Ramses II construye los templos de Abu Simbel, dedicando el suyo a Amón y el de Nefertari a la diosa Hathor. Nefertari es la única esposa real con un templo propio.
A la entrada de este templo se puede leer una inscripción que denota el profundo amor que Ramses II sentía por esta mujer:
“El ha hecho su monumento en honor de la Gran Esposa Real Nefertari, Amada de Mut, un templo excavado dentro de la montaña pura de Nubia, en bella piedra blanca, una obra perteneciente a la eternidad para la Gran Esposa Nefertari, Amada de Mut, por amor de quien brilla el sol”.

Otra escena de amor pertenece a una pintura mural en la tumba de Neferhotep, TT49 Donde aparece Neferhotep ofreciéndole a su esposa Merytra un ramo de flores delante del Tercer Pilono de Karnak, donde habían unos jardines. A continuación de la imagen os añado algunos poemas de amor del Antiguo Egipto.

La única, la amada, la sin par,
la más bella del mundo,
mírala, parece el lucero del año nuevo,
en el umbral de una bella anualidad.

Aquella cuya gracia brilla, cuya piel resplandece,
tiene ojos de claro mirar,
y labios de dulce hablar.
Palabra superflua alguna, jamás le oirás pronunciar.
Ella, la del cuello largo, la del pecho luminoso,
posee una cabellera de lapislázuli hermoso.
Sus brazos sobrepasan el resplandor del oro,
Cada uno de sus dedos es como un cáliz de loto.

La de la cintura lánguida y las caderas finas,
cuyas piernas preservan la belleza,
cuyos andares están llenos de nobleza,
cuando pone los pies sobre la tierra,
con sus besos me arrebata el corazón.

Hace que todos los hombres
Se vuelvan a contemplarla.
Y a aquel a quien saluda, hace sentir feliz.
Pues entre los muchachos el primero se cree así.
Cuando de su morada sale,
uno cree ver a Aquella que es única.
Canto segundo:
Con su voz, mi amado turbó mi corazón,
y me ha dejado presa de la languidez.
Vive junto a la casa de mi madre,
y en cambio no sé cómo ir hasta él.
¿Acaso, en mi aventura, podría mi madre ser buena?
¡Ah! Pues me iré a verla.
Mira, mi corazón rehúsa pensar en él,
incluso cuando su amor me arrebata.
Mira, es un insensato,
Pero yo me lo parezco.
No conoce mi deseo de tomarlo entre mis brazos.
No sabe que hasta mi madre por él he caminado.
Amado mío, ¡ojalá Dorada[1] a ti me haya destinado!
Ven a mí, que vea tu belleza,
que padre y madre felices sean,
que los hombres todos te festejen,
oh amado mío, y te celebren.



[1] Nombre de la diosa Hathor, diosa del cielo y del Amor.


 Canto cuarto:
Mi corazón late más deprisa,
Cuando pienso en mi amor.
No me permite como persona humana actuar,
Y se sobresalta sin cambiar de lugar.

Ya ni vestirme me deja.
Descuido mis abanicos.
Ya los ojos no me pinto.
Ya siquiera me perfumo con delicados aromas.

“No te detengas, llegas a la meta”,
dice mi corazón, cada vez que pienso en él.
-¡Oh corazón mío! ¡No te inquietes más!
¿Por qué como un loco te portas?

Espera sin alarma, tu amado viene hacia ti,
pero también los ojos de la multitud.
no dejes que digan de mí:
“Esta mujer se ha enamorado”.

Quédate en calma, cuando en él piensas,
¡oh, corazón! No latas más de esta manera.

Canto séptimo

Siete días llevo a mi amada sin ver.
Y sobre mí se abate ya la languidez.
Mi corazón se hace pesado.
Hasta mi vida he olvidado.

Cuando los médicos a mi casa vienen,
Sus remedios no me sanan,
Los magos expediente no hallan,
No se descubre mi enfermedad.

Pero si me dicen: “Mira, ella está aquí”,
Pronto vuelvo e mí
Su nombre es lo que me reconforta.
Las idas y venidas de su mensajero
Mantienen a mi corazón eterno.
 La fuerza del amor II
Mi amada es para mí el mejor de los remedios,
Para mí es más que un formulario,
Su venida es mi amuleto,
recobro la salud cuando la veo.
Cuando abre los ojos, mi cuerpo de nuevo es joven.
Cuando habla, me hace fuerte.
Cuando la tomo en mis brazos, aparta de mí todo mal.
Ahora de mí se ha alejado, siete días hace ya.
El amor que por ti tengo se derrama por mi cuerpo,
como la sal se funde en el agua,
como la manzana se impregna de grasa aromática,
como el licor se mezcla al vino.

¡Ah!, ojalá puedas tú apresurarte,
para ver a tu amada,
como un caballo en el campo de batalla,
como un toro que corre hacia su forraje.
El cielo regala su amor,
como una llama prende la paja,
como una vela atrae al halcón.

Los textos pertenecen al libro FOLCH, B. Cantos de Amor del Antiguo Egipto. CINAR EDITORES. 2013.  

Esperamos que les haya gustado esta entrada. Que los netjeru os acompañen. △△△~~☼●《Єxplorando Єgipto 》●☼~~△△△

4 comentarios:

  1. Me encantaaaa, me parece precioso, muchas gracias!!! Feliz día de San Valentín!!!!

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  2. Gracias a ti Alicia nos alegra mucho que te haya gustado feliz dia de San Valentín ;)

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  3. Interesante post chicos ! Felicidades !!!

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  4. La Doncella del Nilo

    1

    Cuando el Nilo viste de plata
    y el aire se aperfuma,
    entre juncos y espuma,
    suele una virgen danzar

    2
    Bálsamo es a los cielos
    para a los dioses pedir,
    moza de ébano imploras,
    las aguas del Nilo subir.

    3
    En su cabello recibe,
    los besos de la Luna
    Y resplandece su cuerpo
    como arena de dunas.

    4
    ¿Será acaso ella
    sacerdotisa de Anubis?
    Grandes manzanas sus pechos,
    flores de loto su pubis.

    5
    Amón celebra la danza,
    si el espíritu elevas.
    Es la inocencia del alma,
    dulce doncella de Tebas.

    6
    Bajo la noche estrellada,
    una virgen limpia y pura,
    pinta en la sombra figuras
    y a su plegaria se entrega.

    Hernán Jorge Zamora Peña
    Chileno

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