La restauración no ha resultado menos laboriosa. Sus pedazos
fueron sepultados por los aluviones del Nilo en medio de un terreno
arcilloso e inestable. Aparecieron en 2002 sumergidos en el agua a tres
metros de profundidad. Ayudada por poleas -a la usanza faraónica- y
modernos cojines de aire comprimido, una legión de trescientos obreros
los recuperó del fango. En 2011, tras su paso por quirófano, el cuerpo
-a falta de testa, torso, pie y rodillas- fue colocado en un pedestal
consolidado con cemento. Y ha sido durante esta campaña cuando ha
recobrado las extremidades, incluida una cabeza de 16 toneladas.
El segundo de los colosos presentados en sociedad está
ubicado cerca del lugar donde se alzaba la puerta norte de un recinto
que consta de tres patios, un peristilo, una sala hipóstila y un
santuario. Son trece metros que se yerguen hacia el cielo con Amenhotep
III de pie, enfundado en la corona del Alto Egipto y un rollo de papiro
asido en cada mano. "Se trata de la mayor reconstrucción realizada hasta la fecha",
apunta López. Para la próxima temporada, que arrancará en noviembre, le
aguarda la misión de recomponer y levantar las parejas de ambos
colosos.
Piedra a piedra, el más espectacular de los templos de
Millones de Años (como se denomina a los templos funerarios del Imperio
Nuevo) descubre sus tesoros. "Estamos devolviendo la vida a unos
monumentos que se hallaban abandonados; proporcionando un poco de dignidad al templo
y recuperando parte de la gloria del constructor de este recinto,
Amenhotep III", declara a este diario la arqueóloga germano-armenia
Hourig Sourouzian, directora del proyecto.
Tras el terremoto que lo
redujo a ruinas en 1.200 a.C., su arquitectura se diluyó. Por orden de
otros faraones sus piedras fueron trasladadas y reutilizadas en la
construcción de templos colindantes como el de Merenptah (1213-1203
a.C.) y el Ramesseum. Y en el siglo XIX, en pleno furor por la
egiptología, franceses e ingleses hallaron en sus confines un buen
almacén donde conseguir material para las estanterías del Louvre o el
Museo Británico. Dos de las esfinges del templo custodian desde la
década de 1830 el muelle de la Universidad de San Petersburgo.
Los restos que sobrevivieron a monarcas y coleccionistas
estaban abocados al colapso en 1998, cuando el Fondo Mundial de
Monumentos lo incluyó en su lista de los 100 sitios en peligro de
desaparición. "Estaba amenazado por el agua, el salitre, la vegetación,
la agricultura y el vandalismo", recuerda Sourouzian, feliz por los
avances y los hallazgos. En esta última campaña, que concluyó ayer
lunes, se ha desenterrado la estatua de Iset, hija Amenhotep III, entre las piernas de uno de los colosos que hacía guardia en el tercer pilón.
"Es la única pareja de colosos de alabastro que existe en el mundo y la
primera vez que Iset aparece en el templo", esboza la directora,
empeñada en crear un museo al aire libre con las piezas recuperadas.
"Trabajaremos aquí entre cinco y diez temporadas más para poner los
descubrimientos en exhibición y remontar la entrada. Luego, dejaremos
los patios y el resto del templo a futuras generaciones", detalla ante
de confesar su quimera. "Imagino a cada rato cómo sería el templo y
sueño con la idea de regresar en el tiempo y poder ver como era".
Fuente: http://www.elmundo.es/ciencia/2014/03/25/5330903b268e3e9d2c8b457d.html
Esperamos que les haya gustado esta entrada.
Que los netjeru os acompañen.
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